El retrato de Goya al Duque de Wellington robado en 1961 de los pasillos de la National Gallery de Londres
LONDRES.-- Fue el primer cuadro que desapareció
de los pasillos de la National Gallery de Londres, y también
uno de los robos de arte más importantes
del siglo XX. Desde 1961, la identidad del ladrón que sustrajo el
retrato de Francisco de Goya al Duque de Wellington había sido un misterio. El hurto ocupó las portadas de la
prensa británica durante años, e incluso aparece en la trama de la
primera película de James Bond, ‘Agente 007 contra el doctor No’, en
1962.
Ahora, las investigaciones de Scotland Yard
identifican finalmente al ladrón como un joven de 20
años, que había robado el lienzo para ayudar a su padre jubilado y
"llamar la atención" sobre la precaria situación de los pensionistas en Reino Unido.
El robo del retrato de Goya, que había sido
valorado en 170.000 euros (2,6 millones en la actualidad), alimentó
teorías conspirativas y paranoicas
sobre la seguridad en los museos.
Sin embargo, el robo no fue obra de un sofisticado timador de guante blanco, vestido
con pasamontañas, sino de un joven
conductor que solo tuvo que saltar un muro, coger el cuadro y esconderse en el cuarto de baño. Justo
antes del amanecer del 21 de agosto de 1961, John Bunton aparcó su coche en la parte trasera del National Gallery.
Utilizó una escalera de seis metros que unos albañiles habían dejado
olvidada, y se coló en la galería a través de una ventana del baño de hombres.
La pintura estaba colocada sobre
un caballete en un recinto acordonado en la parte superior de la
escalera principal. "Me acerqué al retrato, la cogí y volví al
cuarto de baño", confesó a la policía en un expediente al que ha tenido acceso ‘The Guardian’.
Bunton bajó de nuevo por la escalera, puso el cuadro en el asiento trasero del
coche y regresó a su habitación en Grafton Street para esconderlo debajo
de la cama. El robo del Siglo fue
en realidad una mezcla de fortuna y casualidad chapucera. Si la ventana
del baño hubiese estado cerrada, el joven hubiera desistido. Además,
tuvo que empujar su viejo Wolseley negro porque el coche en el que huía se resistía a arrancar.
El caso llegó a ser tan famoso que hasta el
espía más conocido del MI6, James Bond, menciona el lienzo
en su primera película: "Así que estaba aquí", dice Sean
Connery cuando visita la guarida del Dr. No en Jamaica. En realidad, el
retrato al Duque de Wellington (1812) siempre estuvo escondido en el
apartamento del muchacho. Hasta que Kempton confesó para encubrir a su
hijo, y John optó entonces por enviar una nota al ‘Daily Mirror’ y
colocar la pintura en la taquilla de equipajes de la estación de Birmingham.
"Se lo di a mi padre para que lo utilizara en su campaña a favor de los pensionistas,
pero lo íbamos a devolver a la National Gallery. Me dijo que no
confesara, me lo ordenó. Era su deseo", reconoció después a la
policía, que nunca tuvo suficientes pruebas para imputarle.
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