El restaurante la Guacamaya echa el cerrojo en Venezuela


(Una versión de este texto fue publicado en el diario El Mundo el 18/11/2007 / Foto: guia-gourmet) 


CARACAS (VENEZUELA).--- Son cincuenta escasos metros llenos de recuerdos, regalos y anécdotas, que ahora golpean la cabeza de Manolo Rodríguez. Un gallego de 70 años, que llegó a Venezuela en 1944, después de perder a su padre, su madre y dos tíos durante la Guerra Civil. Ahora, abandona su pequeño restaurante en Caracas para regresar a España.

"Es lamentable que tenga que abandonar mi patria después de 63 años, porque de español sólo tengo mi nacimiento", dijo Rodríguez durante una conversación en su pequeña taberna, junto a uno de sus dos hijos, Neil de 48 años, y su nieta Ágata de nueve.

Manolo y la 'Guacamaya' son una institución en el barrio de Chacao, en el este de Caracas. Él presume que, gracias al buen trato y a su sabrosa comida de origen español, ha servido a todos los ex presidentes de Venezuela: Carlos Andrés Pérez, elrecientemente fallecido Luis Herrera Campins, Rafael Caldera, Jaime Lusinchi.

“He tenido relación con la flor y nata de este país. Carlos Andrés Pérez me condecoró con la Primera y Segunda medalla al Trabajo, mientras que Herrera Campins me impuso la Orden Francisco Miranda", comentó, a la vez que señala algunas dedicatorias de su galería de personajes ilustres.

Pablo Neruda, Jean-Paul Sastre o Charles de Gaulle aparecen sonrientes en fotos junto al buen Manolo, quien todavía camina ligeramente afectado por un casi fatídico derrame cerebral padecido hace más de diez años.

"Las cosas van de mal a peor en Venezuela y, después de diciembre nadie sabe lo que va a pasar. Una de mis hijas ya están en Orense, preparando nuestro regreso", dijo este inmigrante español, mientras confiesa que ya ha enviado un contenedor a Galicia con parte de sus pertenencias.

En Venezuela residen cerca de 160.000 españoles, aunque con las nuevas normativas que benefician a los hijos y nietos de inmigrantes, el censo crece hasta 300.000, según datos oficiales. Hasta la fecha, cerca de 40.000 hispano-venezolanos han abandonado Venezuela, aunque se prevé que la estampida será mayor a partir del año que viene.

Las pesadillas nocturnas que no le dejan dormir a Manolo son culpa de la "reforma socialista" a la Constitución presentada por Chávez. "Este país va a cambiar radicalmente… Lo que viene es candela", afirmó.

Dentro de dos semanas, los venezolanos votarán a favor o en contra de un proyecto constitucional que llevará a Venezuela hacia el "socialismo del siglo XXI". Con la nueva Carta Magna, el poder central aumentará con periodos presidenciales sin límite de veces; el presidente promoverá un reordenamiento político-territorial con autoridades elegidas a dedo; y la creación de una "economía socialista".

Manolo suspira preocupado cada vez que se habla de este tema, porque en el fondo sólo Chávez conoce hasta qué punto llegará la "radicalización" de su proyecto.

Su hijo mayor le acompaña todos los días en el negocio. De ingeniero petrolero, pasó a servir cafés, tortillas de patata y hacer "juegos malabares" para comprar algunos alimentos. Neil confiesa que "tiene ofertas de empresas en el sector energético, como Gas Natural, pero no quiere dejar solo a su padre".

Licenciado en ingeniería, y con un posgrado en energía, el hijo de Manolo vivió los peores años del paro petrolero en esta compañía estatal. "Los meses del paro (finales de 2002-principios de 2003) fueron muy duros y tensos, a mí hasta me amenazaron con un fusil en la cabeza", recordó Neil, quien trabajó en la empresa desde 1997 hasta 2002 y fue despedido, junto a otros 28.000 trabajadores.

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