China, España y Brasil figuran entre los proveedores de armas para reprimir en Venezuela

(Una versión de este texto fue publicado por El Diario de las Américas el 13/04/2014)


El expresidente de Venezuela Hugo Chávez solía repetir que la revolución bolivariana era "una revolución pacífica, pero armada". En el último mes, muchas de esas armas compradas por su "revolución" para enfrentar supuestas invasiones del imperio estadounidense han salido a la calle. Pero el objetivo no eran las fuerzas de ocupación de los marines norteamericanos, sino sus propios ciudadanos.

Durante cuatro semanas de protestas y manifestaciones, las fuerzas de seguridad han utilizado una amplia variedad de armas antidisturbios (y en algunos casos también convencionales) de manera indiscriminada y desproporcionada, según denuncian distintas ONG venezolanas.

El caso más famoso es el sobrevuelo con fines disuasivos de los cazas rusos Shukois sobre el cielo de la ciudad de San Cristóbal (Occidente) el pasado 20 de enero, cuando miles de jóvenes universitarios de entre 18 y 24 años estaban cortando las calles y construyendo barricadas para enfrentarse a la policía.

La exhibición aérea castrense recibió críticas dentro de las mismas filas chavistas. El gobernador de ese estado andino, José Vielma Mora, reconoció en una entrevista de radio que "fue un exceso" estas maniobras militares, y dijo que fue una medida "innecesaria" y "un grave error".

Por primera vez desde su reciente adquisición, el Gobierno de Nicolás Maduro ha patrullado los barrios de clase media del país con el vehículo blindado chino Norinco VN4, adaptado para operaciones de orden público y comprado a la empresa estatal China North Industries Corporation (Norinco) a finales de 2012. 

Las nuevas tanquetas de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), fáciles de identificar porque son de color blanco, llevan instaladas hasta tres cañones con gases lacrimógenos. Y algunas de ellas, modificaciones hechas en el Caribe, potentes altavoces que hacen sonar canciones progobierno y estrofas cantadas por Hugo Chávez para encrespar el ánimo de los manifestantes. 

Aparte de los 80 Norinco VN4 que ya ruedan en Venezuela, Caracas espera recibir en los próximos meses 31 unidades más de este blindado, 10 vehículos multifuncional de disuasión WTC-1 (antimotín con cañón de agua), y, otros diez vehículos portabarreras ABV 1, aunque el número de estos dos últimos modelos podría ser menor, según datos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS).

Además de este tipo de armamento antidisturbios, distintas ONG han documentado los excesos de la Policía y la Guardia Nacional para disolver las protestas, como el uso indiscriminado de gases lacrimógenos en zonas residenciales; los disparos con escopetas de perdigones a corta distancia o con perdigones adulterados; la presencia de cuerpos y armas no autorizadas en manifestaciones públicas (principalmente, el servicio de inteligencia, Sebin) y el acoso de grupos paramilitares chavistas armados con pistolas y armas cortas. También hay denuncias de cortes de luz en edificios y casas donde corrían a esconderse los manifestantes, detenciones arbitrarias de personas que no participaban en manifestaciones y agresiones físicas o psicológicas a medio centenar de detenidos.

"Existe una resolución aprobada en 2011, con parámetros precisos, que rige el comportamiento de los organismos de seguridad en las manifestaciones públicas", explicó Marino Alvarado, director de la ONG de Derechos Humanos Provea. Por ejemplo, "no se puede utilizar las bombas lacrimógenas para causar daños físicos o en zonas próximas a hospitales y escuelas, ni tampoco utilizar estas granadas de forma tan exagerada, ya tenemos cinco o seis heridos por impactos de este tipo de proyectiles. Tampoco la vieja costumbre de la Guardia Nacional de cambiar los perdigones de plástico por pequeñas metras [esferas] metálicas", lo que causó la muerte de Geraldine Moreno, una joven que recibió un disparo en el rostro el pasado 19 de febrero en la ciudad de Valencia (centro), añadió Alvarado.

Rusia y China son los principales proveedores de armas de la revolución bolivariana, pero otros países como España y Brasil también han contribuido a este despliegue de medios. España, por ejemplo, ha vendido regularmente armas a Venezuela desde 2006, como buques de vigilancia, equipamiento militar y abundante material antidisturbios. Sólo en el primer semestre del año pasado, España concedió seis licencias de material antidisturbios a la policía de Venezuela por 2,682 millones de euros, según el último informe disponible de la Secretaría de Estado de Comercio.

Brasil además, es el principal proveedor de gases lacrimógenos a través de la empresa Condor Non-Lethal Tecnologies.


El informe especifica que 16.036 euros corresponden a otro "tipo de material antidisturbios", en este caso "colorantes para la fabricación de artificios no letales", empleados en bombas lacrimógenas para marcar con colores amarillos o rojos a los manifestantes. La principal venta de armamento durante este período corresponde a "bloques para la construcción de un buque de vigilancia litoral” por 15,2 millones de euros.

Después de seis largas semanas de protestas contra el Gobierno de Maduro, la crisis política que atraviesa Venezuela ha dejado 29 muertos, más de 500 heridos y cerca de 1.600 detenidos.


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