Proyecto Alcatraz': la hacienda de donde nadie se quiere escapar

(El 'alcatraz', José Arrieta, etiqueta unas botellas de ron Santa Teresa)




El Consejo (Venezuela).--  "Te entrego a la policía o trabajas gratis por tres meses en mi hacienda. Tú decides", espetó el dueño de una famosa finca de ron a tres delincuentes, que habían asaltado a uno de sus vigilantes. Los muchachos, que contaban con menos de 24 años, respondieron al unísono: lo que sea menos ir a comisaría. Al día siguiente, no acudieron los tres delincuentes a trabajar, sino 22. La banda criminal al completo.
Así empezó 'Proyecto Alcatraz', una iniciativa que promueve la hacienda de ron Santa Teresa para acabar con la delincuencia en el municipio Revenga,a 80 kilómetros al oeste de Caracas. Desde que ocurrió este robo en febrero de 2003, se han acogido a este programa cinco bandas; 130 personas con expedientes delictivos. Los resultados saltan a la vista. El índice delictivo de este valle del estado de Aragua descendió en un 40%. Incluso otros países como Colombia o El Salvador se han interesado en la propuesta como fórmula de reinserción de grupos armados o pandillas juveniles, como las Maras.
El proyecto consta de tres fases. La primera, que se extiende 90 días, es un filtro para se la persona con historial delictivo se comprometen al cambio. En las siguientes fases, además de trabajar en la hacienda, los muchachos cursan estudios, obtienen asistencia psicológica, y asesoramiento profesional. "El grado de deserción es bajo porque la mayoría de ellos están fichados como criminales, entonces cuando se les da una oportunidad, se aferran a ella y no quieren soltarla", explica Yimin Pérez, responsable de seguridad de la hacienda, y uno de los encargados.
Como la mayoría de los chicos ha cometido un delito, proyecto Alcatraz tiene convenios con el Estado y las fiscalías para cerrar los expedientes a partir del comportamiento y los trabajos comunitarios que hacen.
"Sin disparar un tiro, sin nada de violencia, ya hemos logrado desarticular cinco bandas", añade Pérez, quien hace años fue funcionario policial. Los 'alcatraces' -como todo el mundo les llama- trabajan en la embotelladora de la fábrica, en el comedor o de guardas de seguridad. José Arrieta, de 28 años, es uno de los tres muchachos que robaron al guarda en 2003. "Soy el único que sigue trabajando aquí. A uno lo mataron el año pasado, y otro ha tenido que huir porque tiene una cuenta pendiente con unos del barrio", dice Arrieta, quien tiene dos niñas pequeñas de 12 y nueve años.
"Gracias a este proyecto sigo vivo, es como volver a nacer es como volver a nacer. Hasta tengo planes de futuro...", subraya mientras señala las tres heridas de bala que tiene en el torso y en el brazo.



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